Cuando los autores del Antiguo Testamento quisieron expresar el amor fiel, vivificante e intenso de Dios por el mundo, recurrieron naturalmente al tropo del matrimonio.
Santa Bárbara comprendió que ser cristiano es un don por el que merece el sacrificio de todo lo querido: la belleza exterior, las relaciones familiares e incluso la vida misma.
Peregrinos de todos los rincones de la nación se reunieron para celebrar lo que saben hasta la médula: que la Eucaristía es la fuente y la cumbre de nuestra fe católica.
He estado rezando e intentando acercarme a Dios. Pero a veces no sé si lo que estoy pensando es realmente la voz de Dios o si son sólo mis propios pensamientos.
Sea cual sea la decisión que tengamos ante nosotros, Dios no espera que lo hagamos solos y nos da herramientas reales para navegar por las decisiones de la vida.
Como personas de fe que buscan la paz del Señor en un mundo frenético, estos tres consejos pueden ayudarle a centrar sus tareas y crear más espacio para él.
Pero también puede proporcionar mucho más. Cuando una pareja vive consciente y diariamente su matrimonio como un sacramento, se abre a la felicidad, tanto natural como sobrenatural.
A menudo, cuando nuestros hijos no abrazan la fe, no sólo nos preguntamos: “¿Qué he hecho mal?”, sino que también nos preguntamos: “¿Qué puedo hacer ahora?”.