
¿Te llama Dios a ser líder en la pastoral juvenil?
No lo pienses demasiado
No lo pienses demasiado
¿Alguna vez has oído la frase: “Dios no llama a los que están preparados, sino que prepara a los que llama”? A veces, puede ser muy fácil descalificarnos a nosotros mismos, pensando: “No soy lo suficientemente bueno, inteligente o santo para el ministerio”. Independientemente de si nos sentimos preparados o no, Dios nos ha llamado desde lo más profundo de nuestro corazón, arraigado en nuestra identidad bautismal como sacerdotes, profetas y reyes, para hacer discípulos de todas las naciones. Esto significa que Dios te ha equipado y sigue equipándote con su gracia. Él te pide un simple sí para ser sus manos y pies en el mundo. Entonces, ¿estás listo?
¿Alguna vez has oído la frase: “Dios no llama a los que están preparados, sino que prepara a los que llama”? A veces, puede ser muy fácil descalificarnos a nosotros mismos, pensando: “No soy lo suficientemente bueno, inteligente o santo para el ministerio”. Independientemente de si nos sentimos preparados o no, Dios nos ha llamado desde lo más profundo de nuestro corazón, arraigado en nuestra identidad bautismal como sacerdotes, profetas y reyes, para hacer discípulos de todas las naciones. Esto significa que Dios te ha equipado y sigue equipándote con su gracia. Él te pide un simple sí para ser sus manos y pies en el mundo. Entonces, ¿estás listo?
El don de la presencia
Cuando se trata del ministerio, hay una cosa esencial: estar presente. Para cualquiera, especialmente para los jóvenes, tener compañeros y mentores que simplemente estén ahí para ellos es clave para el crecimiento personal y espiritual. El simple hecho de estar presente, sin necesidad de tener todas las “respuestas correctas”, es lo que realmente marca la diferencia. Dios te llama a estar presente en el ministerio, a recibir y conocer a aquellos a quienes ministras. Conocer sus gustos, aversiones, alegrías y luchas. A través de tu presencia y apertura a Dios que obra a través de ti, él revela su amistad, paz y amor de maneras sencillas pero asombrosas.
La parte rota de ti
Los jóvenes, especialmente, pueden oler la falta de autenticidad en el ministerio a kilómetros de distancia. Si deseas involucrarte en el ministerio, no sientas que tienes que adoptar una personalidad de “líder juvenil”. Tu parroquia y tu comunidad te necesitan, y te necesitan tal como eres. En el Evangelio, escuchamos que Jesús se dirigió específicamente a aquellos que estaban quebrantados o considerados marginados y pecadores para llamarlos sus discípulos. No estamos llamados a ser perfectos, y Dios está esperando tu sí para obrar a través de tus luchas y heridas, para que otros puedan ver su amor y misericordia. Las heridas no descalifican a nadie para ser instrumento de Dios, y su gracia obra incluso a través de nuestras mayores imperfecciones. Caminar con otros en el ministerio implica abordar nuestras áreas de sanación y crecimiento, pero nunca tenemos que hacerlo solos ni tenerlo “todo resuelto” antes de proclamar la bondad de Dios a los demás.
Saberlo todo
Cuando lideramos en el ministerio, a veces podemos luchar contra el miedo de no saber lo suficiente sobre la fe como para ser útiles. El conocimiento de la verdad es importante, pero a veces los demás aprenden más de nosotros cuando admitimos con humildad: “No sé la respuesta, ¡pero averigüémosla juntos!”. Esto es esencial: que seamos lo suficientemente humildes como para admitir lo que no sabemos, en lugar de fingir saberlo e inventar respuestas. En las Escrituras, Jesús llamó a personas de muchos ámbitos de la vida, como pescadores, recaudadores de impuestos y maestros. Jesús no llamó a las personas solo después de que hubieran completado una maestría en teología. Los llamó y viajó con ellos, pidiéndoles que confiaran en el poder y la sabiduría de Dios, no en los suyos propios.
La invitación
Por último, si estamos decidiendo si liderar o iniciar un ministerio, ¿sabes qué es lo que más nos ayuda? Hacerlo. Cualquier discernimiento que hagamos, ya sea casarnos, ser sacerdote o monja, implicará salir y probarlo de alguna manera. Podemos discernir si algo es adecuado para nosotros hablando con nuestro ministro de jóvenes o nuestro párroco, asistiendo a esa formación o evento, y haciéndonos una idea de lo que es ser líder y servir. Discernir la voluntad de Dios implica dar un paso adelante con valentía y saber que las amistades, la confianza e incluso la comodidad pueden tardar tiempo en construirse. Escucha al Señor y descubre dónde te invita a compartir tu presencia, tus habilidades e incluso tu fragilidad con su Iglesia hoy.
Adam Cross es un terapeuta matrimonial y familiar licenciado en California, y trabajó como ministro de la juventud en su parroquia local durante 8 años. A Adam le encanta integrar la fe católica en su práctica terapéutica.